La Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE), en inglés Strategic Defense Initiative, comúnmente conocida como Guerra de las Galaxias (Star Wars) por la popular película de ciencia ficción de su tiempo, fue un sistema propuesto por el presidente estadounidense Ronald Reagan el 23 de marzo de 1983 para utilizar sistemas basados en tierra y en el espacio a fin de defender Estados Unidos contra un ataque nuclear con misiles balísticos intercontinentales. La iniciativa estaba enfocada más hacia la defensa estratégica que hacia una política ofensiva como la anterior teoría de la Destrucción Mutua Asegurada o MAD. Pese a que nunca fue completamente desarrollada ni desplegada totalmente, la investigación y la tecnología de la IDE puso los cimientos para algunos de los actuales sistemas antimilisiles. La Organización para la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDIO en inglés) se puso en marcha en 1984 dentro del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Bajo la administración del presidente Bill Clinton se le cambió el nombre en 1993 por el de Organización para la Defensa contra Misiles Balísticos (BMDO en inglés) y su énfasis paso de un sistema de defensa de misiles de nivel nacional a uno de nivel regional o de teatro, de uno de nivel global a otro de carácter regional. Este artículo se refiere sólo a los esfuerzos defensivos realizados bajo el SDIO.
SALT 1 Y 2
El Tratado sobre Misiles Anti-Balísticos o Tratado ABM fue un acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Soviética para limitar el número de sistemas de misiles antibalísticos (ABM) utilizados para defender ciertos lugares contra misiles con carga nuclear. El 26 de mayo de 1972 el presidente norteamericano Richard Nixon y el Secretario General del Comité Central del Partido Comunista, Leonid Brézhnev, firmaron este tratado, que estuvo en vigor durante 30 años, hasta 2002. El 13 de junio de 2002, seis meses después de anunciarlo, los Estados Unidos se retiraron del acuerdo.
El texto íntegro del Tratado ABM está disponible en WikiSource (en inglés).
Se denomina SALT II a las negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética para firmar acuerdos que limitaron la producción del Misil balístico intercontinental (ICBM) cargadas con armas nucleares se iniciaron oficialmente en Helsinki en noviembre de 1969.
Tras arduas negociaciones, Leonid Brézhnev en nombre de la URSS y Richard Nixon por los EE.UU. firmaron en Moscú los acuerdos SALT en mayo de 1972. Este tratado ponía límite a la construcción de armamentos estratégicos y fijaba un número para los misiles intercontinentales (ICBM) y los lanzadores de misiles instalados en submarinos (SLBM) que poseían la URSS y los EE. UU. También prácticamente prohibía el establecimiento de sistemas de defensa antimisiles. Paradójicamente, estos acuerdos llevaban el "equilibrio del terror" al absurdo, para que la disuasión consiga impedir la guerra era necesario que las dos superpotencias no trataran de defender a sus poblaciones de un ataque nuclear. La "mutua destrucción asegurada" era la única forma de impedir el conflicto.
De cualquier manera, los acuerdos SALT simbolizan la distensión. Es el fin de lo que los estadounidenses denominaron brinkmanship (la política de al borde del abismo) y la búsqueda de relaciones estables con el adversario-socio. Fueron también la consagración de la bipolaridad: los estadounidenses reconocieron definitivamente el acceso a la paridad de la URSS.
Breznev y Jimmy Carter firmaron en Viena unos nuevos acuerdos, conocidos como SALT II. Este acuerdo limitaba el número y el tipo de misiles nucleares intercontinentales para las dos potencias.
Sin embargo, en el nuevo contexto de la invasión soviética de Afganistán y de las crisis de los "euromisiles", el Senado estadounidense se negó a ratificar los acuerdos SALT II, juzgados como muy favorables para la URSS.
El nuevo rearme promovido por Reagan (la Iniciativa de Defensa Estratégica ponía fin a la prohibición para establecer sistemas de defensa antimisiles) llevó al fin de los acuerdos SALT. En 1986, los EE.UU. se desvincularon oficialmente de esos tratados.
Start 1 y 2
Los presidentes Barack Obama y Dmitry Medvedev firmaron el 8 de abril de 2010 en Praga un nuevo Tratado en la serie de reducción de armas estratégicas (Strategic Arms Reduction Talks, START). El nuevo Tratado para la Reducción de Armas Estratégicas (Strategic Arms Reduction Talks, START) firmado por los presidentes de EEUU, Barack Obama y Dmitry Medvedev, el 8 de abril de 2010 en Praga es un paso más en la reducción de sus arsenales estratégicos que vienen protagonizando las dos grandes potencias nucleares. Pendientes de la ratificación de la Duma y del Senado, trámites menos conocidos pero que han bloqueado acuerdos anteriores, el Tratado ha formado parte de una serie de iniciativas encaminadas a fomentar la no proliferación durante 2010 entre las que se contabilizan la Cumbre sobre Seguridad Nuclear y la Conferencia sobre No Proliferación nuclear. Este ARI describe la serie de acuerdos anteriores, las reducciones de cabezas nucleares y vectores de lanzamiento acordados en el nuevo Tratado y las implicaciones estratégicas del mismo. Desde los años 60, en plena Guerra Fría, las superpotencias advirtieron la necesidad de limitar una carrera de armamentos que parecía no tener fin. Entre las razones alegadas para hacerlo figuraban el exceso de armas nucleares que aseguraba la destrucción mutua, el esfuerzo económico necesario y el riesgo de una guerra accidental. Entre otras razones menos conocidas, pero también fundamentales, estaba la necesidad de mostrarse más dispuesto al desarme que el rival para ganar la guerra de la propaganda y la aparición de nuevas armas que hacían innecesarias parte de las disponibles. En este ambiente de dura competencia se iniciaron unas Conversaciones para la Limitación de Armas Estratégicas (Strategic Arms Limitation Talks, SALT), cuyos frutos fueron los acuerdos SALT I en 1972 (en esencia el Tratado ABM, por el que se comprometían a no desarrollar defensas antimisil) y los SALT II en 1979, por los que se establecían limitaciones para los misiles balísticos intercontinentales lanzados desde tierra (Intercontinental Ballistic Missile, ICBM) y desde el mar (Sea Launched Ballistic Missile, SLBM).
El 31 de julio de 1991, dos años después de la caída del “muro” de Berlín y cinco meses antes de la desaparición de la Unión Soviética, se firmó el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START I). Las cabezas nucleares desplegadas quedaban limitadas a 6.000 en un máximo de 1.600 ICBM, SLBM y bombarderos, para cada una de las partes, lo que representó la eliminación de casi el 80% de las armas nucleares estratégicas existentes en aquellos momentos.
El START I (Strategic Arms Reduction Treaty), Tratado de Reducción de Armas Estratégicas) era un tratado entre EE. UU. Y la U.R.S.S. que consistió en auto limitar el número de misiles nucleares que poseía cada superpotencia. Fue propuesto por el entonces presidente norteamericano Ronald Reagan, y finalmente firmado por George H. W. Bush. Por parte soviética el firmante fue Mijaíl Gorbachov. Inicialmente se llamó simplemente START; se le cambió el nombre a START I de forma retrospectiva cuando se aprobó una actualización del mismo, el START II.
Fue firmado el 31 de julio de 1991, cinco meses antes del colapso de la Unión Soviética. El tratado establecía limitaciones en la cantidad de varios tipos de vehículos y cabezas nucleares que ambos países podían poseer. Pero afectó también a algunas de las nuevas repúblicas desmembradas de la URSS, como Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania. Actualmente, estos tres últimos países han desmantelado completamente su capacidad nuclear. El tratado perdió vigencia el 5 de noviembre de 2009. Los países del Tratado esperan firmar un nuevo acuerdo en enero de 2010 que supondrá "una reducción radical de las cabezas atómicas" (Sergei Lavrov, Ministro de Asuntos Exteriores ruso).
El START II , Tratado de Reducción de Armas Estratégicas) es un acuerdo firmado por George H. W. Bush y Borís Yeltsin el 3 de enero de 1993,1 que prohibía el uso de los ICBMs de cabezas múltiples (MIRV). Es el sucesor del START I.
Este histórico acuerdo empezó a forjarse el 17 de junio de 1992, con la firma del "Entendimiento Mutuo" por parte de ambos presidentes. La firma oficial de START II tuvo lugar del 3 de enero de 1993. Fue ratificado por el Senado de Estados Unidos (EEUU) el 26 de enero de 1996, por un margen de votos de 87 a 4. Sin embargo, la ratificación de dicho tratado ha estado bloqueada en la Duma durante varios años. Se pospuso en varias ocasiones en protesta por las acciones militares norteamericanas en Irak y Kosovo y por la ampliación de la OTAN a los países del este.
A medida que pasaron los años, el tratado perdió relevancia y ambas partes perdieron interés en él. Para los americanos, el mayor problema era la modificación del tratado ABM (que prohibía los escudos antimisiles) para permitir a EEUU el desarrollo de un sistema de interceptación de misiles balísticos (conocido popularmente como la Guerra de las Galaxias), algo a lo que Rusia se opuso fervientemente. El 14 de abril de 2000, la Duma aprobó finalmente el tratado, dando un paso simbólico para intentar preservar el tratado ABM, lo cual ya estaba claro que EEUU no iba a hacer.
El START II fue oficialmente reemplazado por el tratado SORT, acordado por George W. Bush y Vladímir Putin en una reunión bilateral en noviembre de 2001 y firmado en Moscú el 24 de mayo de 2002. En este tratado ambas partes se comprometieron a abandonar las líneas generales del anterior tratado, que había establecido una limitación específica del número de misiles. En su lugar se comprometieron a recortar unilateralmente la cantidad de cabezas nucleares.
Guerra de Tlatelolco
El 2 de Octubre de 1968 se llevó a cabo una de las matanzas más sangrientas en la historia de nuestro país ejecutada por el gobierno. El número de muertos no se sabe con precisión, fuentes oficiales refieren no más de 50 mientras que investigadores afirman que fueron más de 300. Este es uno de los acontecimientos del cual la mayoría de los mexicanos están enterados, sin embargo, es el caso de impunidad por excelencia.
La tarde del 2 de octubre de 1968, después de que desde un helicóptero que sobrevolaba la Plaza de las Tres Culturas arrojara una luz de bengala, empezaron los disparos en contra de los miles de estudiantes que colmaron el lugar.
El 2 de octubre de 1968 se realizaba en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, una gran manifestación estudiantil en demanda de mayor libertad de expresión, a unas cuantas semanas de que se celebraran en México las Olimpiadas.
Justo cuando se iniciaba el mitin, una bengala surcó el aire, lo que, dicen los testimonios, fue la señal para que el Ejército Mexicano empezara a disparar contra la multitud.
También dispararon sus armas los integrantes de la "famosa Brigada Blanca", vestidos éstos de civil, pero identificados por portar un guante blanco como distintivo.
De acuerdo a Paco Ignacio Taibo II, quien en 1993 encabezó una Comisión de la Verdad sobre estos sucesos, en esa "trágica" tarde fueron disparados 15 mil proyectiles y hubo 300 muertos, además de 700 heridos y cinco mil estudiantes detenidos.
Según el periodista e investigador, participaron ocho mil militares de varios cuerpos destacados en la acción, 300 medios armados entre tanques, medios blindados y jeeps con ametralladoras. Todo ésto para reprimir una manifestación pacífica.
En 1968, México era gobernado por Gustavo Díaz Ordaz, ya fallecido, mientras que Echeverría Alvarez fungía como secretario de Gobernación, quienes nunca pudieron explicar de forma clara y veraz esos acontecimientos.
Desde entonces y hasta el último presidente de filiación priísta, Ernesto Zedillo, el gobierno permaneció en silencio ante estos hechos, que afectaron a los movimientos sociales de estudiantes y de trabajadores.
Dichos grupos, al ver cerrado el camino del diálogo, formaron ya en la década de los 70, diversos grupos guerrilleros.
PLIEGO PETITORIO DEL CONSEJO NACIONAL DE HUELGA DE 1968
El 2 de agosto la UNAM, el IPN, la Escuela Nacional de Maestros, la ENAH y Chapingo conforman el Consejo Nacional de Huelga, el cual después de varios movimientos en otras partes del país fructificaba en el CNH como una organización con carácter nacional estructurado al cual otras universidades se fueron incorporando con protestas en Yucatán Coahuila, Morelia, Guerrero, Nuevo León, Chihuahua, Veracruz, Puebla, Sinaloa e Hidalgo.
El 13 de septiembre se realizó otra marcha de protesta al ingreso del ejército al IPN y a la UNAM. El pliego petitorio que se elaboró el 4 de agosto por el Consejo Nacional de Huelga fue; 1) libertad a los presos políticos, 2) destitución de los generales Luis Cueto Ramírez, Raúl Mendiola y del teniente coronel Armando Frías. 3) extinción del cuerpo de granaderos. 4) Derogación de los artículos 145 y 145 bis del código penal (delito de disolución social), 5) indemnización a las familias de los muertos y a los heridos víctimas de las agresiones en los actos represivos iniciados el viernes 26 de julio, 6)deslinde de las responsabilidades de los actos de represión y vandalismo realizados por las autoridades a través de los policías, los granaderos y el ejército.
Durante un tiempo, parte de la población mexicana y, sobre todo, mundial, no fue consciente de la realidad de lo ocurrido en México, puedes desde el primer momento la versión oficial fue que se había reducido a un grupo de terroristas que habían atacado a los soldados. Durante estos años, el gobierno mexicano tenía un gran poder dentro de los medios de comunicación y tan solo algunos reporteros o fotógrafos aislados tenían pruebas para contradecir dicha versión oficial.
Poco a poco, testimonios de madres, de jóvenes que habían acudido a la plaza de Tlatelolco, y evidencias en forma de fotografías y videos fueron sacando a la luz una verdad de la que nunca se supo realmente quién tuvo la culpa en última instancia.
Al contrario de lo que pudiera haber sucedido, la matanza de Tlatelolco no supuso un recrudecimiento radical de las protestas o un descontento manifiesto y violento con el gobierno, sino un sentimiento de desamparo, y parálisis momentánea del pueblo mexicano, que se encontró como rumiando en silencio su dolor, sin apoyos internos ni externo, confuso, con un odio latente tan grande que le paralizaba y le impedía actuar, quizá por temor a represalias aún mayores.