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Caída del muro de berlín

El Muro de Berlín , denominado oficialmente por la socialista República Democrática Alemana como Muro de Protección Antifascista y también apodado por parte de los medios de comunicación y parte de la opinión pública occidental como Muro de la vergüenza

El muro de Berlín

La construcción del Muro de Berlín y, especialmente su caída, han formado parte de los momentos más importantes de la historia del siglo XX. Este muro dividió Berlín en dos partes durante 28 años, separando a familias y amigos.

Antecedentes

Al finalizar la II Guerra Mundial, tras la división de Alemania, Berlín también quedó dividida en cuatro sectores de ocupación: soviético, estadounidense, francés e inglés. Las malas relaciones entre los comunistas y los aliados fueron creciendo hasta llegar al punto en que surgieron dos monedas, dos ideales políticos y, finalmente, dos alemanias.

En 1949, los tres sectores occidentales (estadounidense, francés y británico) pasaron a llamarse República Federal Alemana (RFA) y el sector oriental (soviético) se convirtió en la República Democrática Alemana (RDA).

Berlín quedó dividida y se crearon 81 puntos de paso entre las dos zonas de la ciudad.

La caída del muro de Berlín

La caída del muro vino motivada por la apertura de fronteras entre Austria y Hungría en mayo de 1989, ya que cada vez más alemanes viajaban a Hungría para pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana. Este hecho, motivó enormes manifestaciones en Alexanderplatz que llevaron a que, el 9 de noviembre de 1989 el gobierno de la RDA afirmara que el paso hacia el oeste estaba permitido.

Ese mismo día, miles de personas se agolparon en los puntos de control para poder cruzar al otro lado y nadie pudo detenerlos, de forma que se produjo un éxodo masivo.

Al día siguiente, se abrieron las primeras brechas en el muro y comenzó la cuenta atrás para el final de sus días.

Una vez liberados, familias y amigos pudieron volver a verse después de 28 años de separación forzosa.

Bloque socialista crisis y caída

El bloque socialista europeo y la U.R.S.S. se encontraron al principio de los ´70, en una etapa aparentemente favorable para su economía. La “crisis del petróleo” – con un elevado aumento del mismo- había dejado a la U.R.S.S. en inmejorables condiciones, ya que ésta última, era uno de los productores de petróleo, más importantes a nivel mundial.

La reformas necesarias que necesitaba el sistema comunista, fueron postergadas debido al ingente ingreso de divisas que se producía gracias a las exportaciones petroleras. Al mismo tiempo, la enorme cantidad de dólares de los países productores de petróleo del “mundo árabe” – los denominados petrodólares- comenzaron a estar al alcance de aquellos países que lo requirieran. Y la U.R.S.S. no fue la excepción.

A través de los organismos internacionales de crédito, el bloque soviético ingresó a su economía cada vez más capitales y tecnología desde Occidente, quedando, en consecuencia, fuertemente endeudado.

Bajo la conducción de Leónidas Brezhnev, la U.R.S.S., aprovechó la crisis coyuntural que afectaba el sistema capitalista occidental e incorporó a la órbita soviética a países como Vietnam, Laos, Mozambique, Angola, Etiopía, Camboya, Yemen del Sur, Nicaragua y Afganistán.

Esta situación favorable políticamente, llevó a Brezhnev a querer superar el equipamiento armamentístico de los EE.UU., pero este esfuerzo, llevó a tomar, en lo económico, medidas que la U.R.S.S. no estaba en condiciones de realizar.

Los cambios ocurridos en la década de los ´80, encontraron a la U.R.S.S. sumida en una carrera armamentística que su economía y su equipamiento tecnológico, más temprano que tarde, no podrían soportar. En el cercano oriente, un aliado de la U.R.S.S. como era Egipto, a través de su presidente Nasser, había dejado su protección a partir del gobierno de Sadat. Este último, había buscado solucionar sus problemas políticos y económicos con un acercamiento a los EE.UU. y hasta firmó acuerdos con Israel.

En este período, el socialismo llegó al poder en varios países europeos (Mario Soares en Portugal en 1976, Felipe González en España en 1982 y Francois Mitterrand, en Francia en 1981) pero no por esto, el comunismo lograba imponerse. Por el contrario, el comunismo europeo comenzó a dividirse e incluso algunos partidos anunciaron la intención de maniobrar independientemente de Moscú.

Con un producto bruto interno equivalente a un tercio del de los EE.UU., la U.R.S.S., debía competir por la hegemonía como superpotencia. Su influjo militar se había extendido notablemente (invasión a Afganistán, topas en Europa Oriental, en la frontera con China, etc.), además, debía competir por el predominio nuclear y en la carrera misilística y espacial, sin contar con la ayuda económica y militar que debía brindar a sus aliados que habían aumentado notablemente.

Pero lo peor, era que, no solo no alcanzaba a competir con EE.UU., sino que tampoco cumplía con una política social distribucioncita equitativa que supuestamente debía cumplir un régimen comunista. Las desigualdades entre el trabajador común y el “gran dirigente” se profundizaban cada vez más. La burocratización era un problema acuciante para el régimen y la economía comenzó a ocupar un lugar central en la U.R.S.S. La misma prensa soviética, aceptaba que, el ausentismo provocaba importantes pérdidas de horas de trabajo. Las cifras indicaban, que prácticamente la mitad de la población activa no trabajaba durante un año.

La estructura industrial soviética se había transformado también en un inconveniente, ya que para su funcionamiento exigía cuatro veces más energía, materias primas y acero que la de de los países capitalistas.

En el plano político-militar, la llegada al poder en EEUU de Ronal Reagan, con la duplicación del presupuesto militar norteamericano y el programa implementado denominado “guerra de las galaxias”, había obligado a la URSS a duplicar también el esfuerzo en cuanto a la carrera militar.

La economía soviética, para los años 80, presentaba un claro signo de reprimarización de la economía, es decir, la exportación de materias prima superaba las ventas de productos manufacturados.

En 1982, tras la muerte de Brezhnev, sus sucesores, Yuri Andropov y Konstantin Chernenko, nada pudieron hacer para mejorar la situación social y económica.

A partir de 1985, con la asunción de Mijaíl Gorbachov, como Secretario General del Partido Comunista y presidente del Soviet Supremo, se comenzó a cambiar de rumbo. Gorbachov lanzó dos reformas que dieron que hablar: la perestroika y la gladnot. La perestroika significaba un cambio en la “modernización” de la economía y la sociedad soviética, y la gladnot se comprometía a una mejora en la transparencia informática.

A pesar de los cambios producidos en el principal Comité Ejecutivo del Partido Comunista (Politburó), Gorbachov se proponía una modificación mayor: sacar a la URSS de lo que él denominaba la “era del estancamiento”. Gorbachov y su equipo diagnosticaban, que el “estancamiento” era producto del aislamiento y apuntaban a establecer un régimen de libertades que facilitara el contacto de los ciudadanos de la URSS con otras culturas y países del mundo.

Este no era un desafío menor, ya que no era fácil modificar, en profundidad, el régimen de vida de los soviéticos. Una gran parte del pueblo se sentía cómodo con un sistema que le proporcionaba una subsistencia garantizada y una seguridad social, si bien de niveles modestos pero ciertos, una sociedad igualitaria social y económicamente, exceptuando los privilegios de la alta regencia del partido comunista.

Si bien Gorbachov, calificaba como “era del estancamiento” a la gestión de Brezhnev, una parte del pueblo soviético, la recordaba como un periodo de bonanza. Debido a esto último, la “perestroika” no fue aceptada automáticamente y sin resistencia.

De todas formas, la renuncia al uso de la fuerza por parte de la URSS para reprimir ciertas resistencias y oposiciones hizo que se debilitara su dominación. En 1989, entre Agosto y Septiembre, en Checoslovaquia y Hungría, miles de jóvenes y profesionales comenzaron a emigrar hacia Alemania Occidental ante la pasividad de sus respectivos gobiernos. Al poco tiempo se le sumaron al éxodo los alemanes del este, que utilizaron esa vía para escapar del régimen comunista.

Hacia los años 80, en los países centrales de Occidente, había comenzado la denominada “revolución científico-tecnológica” y el mundo se intercomunicaba cada vez más y cada vez más rápido. Si la URSS y los países del bloque comunista querían competir con Occidente, debían abandonar la centralización de las decisiones de los dirigentes, generalmente radicados en Moscú. Para esto, debían otorgar poder de decisión a los dirigentes regionales. Esta postura, obviamente debilitaba al partido comunista y a sus dirigentes, acostumbrados a monopolizar el poder político desde un centro de decisiones, a la vigilancia y a la coacción. Este intento de salvataje del sistema desde el nivel económico, produciría luego una debacle política que finalmente hizo colapsar a la URSS.

En 1989, la caída del Muro de Berlín, como hecho simbólico del final de una época, fue el comienzo de las fases finales del sistema comunista en la URSS o lo que se llamó “el final de la era de los socialismos reales”, que siguió por el desconocimiento del Partido Comunista como único partido representante de la clase trabajadora, y el reemplazo de la URSS por una comunidad de Estados Independientes a partir de 1992.

Mijaíl Gorbachov nació en Stávropol, en el sudoeste de Rusia. Participó activamente en política desde muy joven y pasó a ser líder de la URSS en 1985. Transformó radicalmente las relaciones de la URSS con Occidente y se le atribuye el mérito de frenar la carrera armamentista y de concluir la Guerra Fría.

Trató de solucionar los problemas políticos y económicos soviéticos con un programa de reformas internas y, tras el desmembramiento de la URSS en 1991, protagonizó varios intentos fallidos de regresar a la arena política en Rusia. Recibió el premio Nobel de la Paz en 1990.

En 1989, con la esperanza de que el pueblo soviético aceptase un nuevo «comunismo de rostro humano», Gorbachov permitió elecciones libres a algunos puestos en el Congreso de los Diputados del Pueblo (el parlamento soviético). Sin embargo, pronto tuvo que enfrentarse a las demandas de ampliación de estas concesiones planteadas por un nuevo diputado electo, Boris Yeltsin.

Gobierno De Mihail Gorbachov

Las elecciones para el Congreso de Diputados del Pueblo se celebraron en toda la Unión Soviética en marzo y abril de 1989. El 15 de marzo de 1990, Gorbachov fue elegido como el primer presidente de la Unión Soviética. Con el 59% de los votos de los Diputados se convirtió en un candidato sin oposición. El Congreso se reunió por primera vez el 25 de mayo. Su primera tarea fue la elección de los representantes del Congreso a sentarse en el Soviet Supremo. No obstante, el Congreso trajo problemas para Gorbachov, ya que sus sesiones fueron televisadas, generando más críticas y el pedido popular de una reforma aún más rápida. En las elecciones, fueron derrotados muchos candidatos del Partido. Además, Borís Yeltsin fue elegido en Moscú y regresó a la vida política para convertirse en el principal crítico verbal de Gorbachov.

El resto de 1989 estuvo marcado por las cuestiones nacionales que se tornaban cada vez más problemáticas y la dramática caída del Bloque del Este. A pesar de que la distensión internacional alcanzó niveles sin precedentes con la retirada soviética de Afganistán -que concluyó en enero- y que los diálogos entre Estados Unidos y la Unión Soviética continuaron con Gorbachov y George H. W. Bush, las reformas internas comenzaron a sufrir la creciente divergencia entre los reformistas que criticaban el lento ritmo de cambio y los conservadores que criticaban la extensión del cambio. Gorbachov afirmó que trataba de encontrar un equilibrio entre ambas ideologías, pero que esto solo generó más crítica hacia él.

En 1989 Jacques Delors y Mijail Gorbachov recibieron el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional "por sus esfuerzos, a lo largo de los últimos años, para favorecer la cooperación internacional y eliminar las barreras que dificultan el entendimiento entre las naciones

Mijaíl Gorbachov recibe el Premio Nóbel de la Paz en 1990 por los cambios en las relaciones entre el Este y el Oeste.

Gorbachov fue a España el 26 de octubre de 1990. Se entrevistó con Felipe González en relación con la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa que se iba a celebrar en París en noviembre. España aceptó mediar por Rusia en la Comunidad Económica Europea y se firmó un acuerdo comercial de exportación española. Elogió la Transición Española en un discurso que pronunció en el Senado y la relacionó con los cambios que estaba viviendo Rusia en ese momento.

Perestroika

es conocida como la reforma económica destinada a desarrollar una nueva estructura de la economía interna de la Unión Soviética, y fue llevada a la práctica en todo el territorio de la Unión Soviética por Mijaíl Gorbachov, un mes después de que tomara el poder. La visión que Mijaíl Gorbachov tenía para el futuro era, fundamentalmente, reorganizar el sistema socialista para poder conservarlo. Dentro de sus planes de cambio estaba que la sociedad soviética pudiera transformarse para que estuviera lista y pudiera contribuir a la creación de un nuevo sistema económico dentro del socialismo, en la Unión Soviética. Este proceso estuvo lleno de conversiones hacia la democracia en la política y en los miembros del Kremlin, trayendo consigo una enorme cantidad de consecuencias en la economía y en la sociedad, que culminaron finalmente en el fin de la era de Gorbachov y en la caída de la URSS. La Perestroika es una reforma basada en la reestructuración del sistema económico llevada a cabo en la URSS, en la década de 1980. Cuando en 1985 el reformista Mijaíl Gorbachov fue elegido secretario general y se convirtió en el máximo dirigente soviético, esta política ya estaba diseñada de previo, pero fue en la reunión del Comité Central del PCUS de abril de 1985 cuando se decidió ponerla en práctica de inmediato. El programa consistía en convertir a la URSS, en 500 días, en una economía socialista de mercado, bajo las premisas de corregir los errores de la economía socialista de corte staliniano. Basado en el totalitarismo económico del estado, que fungía como administrador de todos los medios de producción, industria y dueño de la tierra en su totalidad, sin existencia de propiedad privada excepto de artículos personales básicos, bajo la teoría Marxista de la propiedad colectiva de los medios de producción administrada por el estado. Desde la época de Lenin hubo muchos conflictos y controversias sobre la forma de economía que debía fungir como transitoria hacia el comunismo real. De hecho, uno de los conflictos más intrincados fue la existencia o no de un sistema de mercado basado en oferta y demanda en una economía marxista, revisionismo que aún no han resuelto los teóricos Marxistas.

Glasnost

se conoce como una política que se llevó a cabo a la par que la perestroika por el líder del momento Mijaíl Gorbachov, desde 1985 hasta 1991.1 En comparación con la perestroika que se ocupaba de la reestructuración económica de la Unión Soviética, la glásnost se concentraba en liberalizar el sistema político. En esta se estipulaban libertades para que los medios de comunicación tuvieran mayor confianza para criticar al gobierno.

Gorbachov también autorizó la liberación de presos y libertad de información —políticos para la oposición interna y externa— y la emigración de algunos refuseniks. El objetivo más expreso de la glásnost era crear un debate interno entre los ciudadanos soviéticos, y alentar una actitud positiva y entusiasmo hacia las reformas que se encaraban. Sin embargo, esta política de apertura se volvió en contra de Gorbachov al incrementarse los problemas económicos y sociales por efecto de las mismas reformas y al incrementarse la crítica de la población soviética contra la dirección política del PCUS. Durante la glásnost se dieron a conocer al público, entre otras cosas, detalles sobre la violenta represión política de la época estalinista que hasta entonces permanecían reservados por cuestiones de Estado.

La meta de Gorbachov con la glásnost era en parte ejercer presión sobre los conservadores del Partido Comunista que se oponían a la perestroika. En agosto de 1991 la «línea dura» del Partido realizó un fallido golpe de Estado contra Gorbachov buscando revertir su plan de reformas, que consideraban una simple maniobra para volver al capitalismo y destruir al Estado socialista. Al fracasar dicha revuelta aumentó considerablemente la impopularidad de los líderes conservadores que habían apoyado el golpe contra Gorbachov, siendo que como reacción los elementos más derechistas del PCUS asumieron el mando en medio de la acelerada descomposición del aparato político soviético. Las Repúblicas de la URSS empezaron a proclamarse como independientes en forma sucesiva, sin que desde Moscú se pudiera impedir dicho proceso. El 24 de diciembre de ese mismo año Gorbachov abandonó el poder y disolvió oficialmente a la Unión Soviética en un sencillo acto de unos 30 minutos de duración. Borís Yeltsin, opositor por derecha de Gorbachov y uno de los artífices del contragolpe, se convirtió entonces en presidente de la Federación Rusa.


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