Por un tiempo y fundamentalmente durante los años 1990, los Estados Unidos fueron realmente la única potencia mundial hegemónica, en los distintos aspectos que este concepto comporta: lo económico, lo militar, lo político, lo diplomático, lo cultural, lo tecnológico.
Se le conoce como el mundo unipolar a la situación más o menos actual en la que vivimos, caracterizada por la hegemonía o prevalencia de un sólo polo de poder, a saber, el Capitalismo.
Este periodo de la historia actual se supone que comenzó con la caída del muro de Berlín en 1989, puesto que ese muro significaba o representaba la existencia de los dos grandes bloques ideológicos y económicos en el período anterior: Capitalismo y Socialismo. Al caer el símbolo de la división y la existencia de ambos bloques, se disolvió uno de ellos, el Socialismo, y sólo quedó el Capitalismo. A este período también se le llama "Post guerra fría" porque sucede o sustituye a ese otro período del que nos ocuparemos después, en cuyo transcurso se dio una carrera por la supremacía mundial. Este otro, en el que ahora estamos, se considera entonces posterior a aquel.
Otros nombres que podemos encontrar para referirnos a esta etapa son: Occidentalización, por la extensión de las formas de vida de Occidente al mundo entero; Globalización, nombre más popular o conocido, que no es otra cosa que la extensión, no sólo del Capitalismo, sino de todas esas formas de interconexión e interacción e influencia de unos países con otros; también puede llamársele Mundialización y hasta Masificación. Otro importante término es el de "mundo unicéfalo", por la hegemonía, principalmente de Estados Unidos, como rector de los destinos del mundo, como el policía mundial que vigila el orden y hace frente a los enemigos de Occidente.
En el mundo unipolar el Capitalismo, en su forma más extrema o al menos actual, que es el Neoliberalismo, no ha encontrado obstáculos para imponerse a todos o casi todos los pueblos del mundo entero. Sobra decir que la democratofiliomanía es uno de los rasgos de este mundo unipolar, así como la actitud hasta cierto punto convenenciera de las políticas bélicas de Estados Unidos. Sobra decir también que es el momento de mayor auge de las grandes corporaciones y del consumo desmedido, amén de los abusos cometidos contra el planeta y la falta de claridad acerca del aprovechamiento y posesión de los recursos naturales y los energéticos, así como la acumulación de la riqueza en el mundo entero.
Es en estas circunstancias donde y cuando nos preguntamos hasta qué punto ha sido benéfica la condición unipolar; si ha sido del todo reconfortante la invasión del Neoliberalismo en todas las esferas del poder mundial, o si la reciente crisis mundial de 2008 y 2009 aún padecida hasta nuestros días no pone en entredicho esta supremacía del Capitalismo y si no habrá, eventual o definitivamente otras opciones hacia el futuro en el orden mundial. El presente trabajo intenta mostrar el proceso político que llevo a los Estados Unidos de América a convertirse en una Superpotencia Hegemónica Única, si bien desde el campo de las Relaciones Internacionales existen diversas teorías que explican los procesos políticos, me inclino para este análisis en la teoría realista, por considerar que es la que mejor proporciona elementos para una explicación racional a los sucesos políticos, al menos para el análisis de casos con estas características.
Claro que no pretendo manejar esta teoría por ser en realidad la primera aproximación que tengo para analizar un caso, solo es mi intención explicitar mi punto de vista que por lo demás no está acabado, pues como se verá en la parte final también recurro como argumentación teórica a la visión de Lenin acerca del imperialismo como un proceso económico que se da dentro del desarrollo capitalista.
En el desarrollo del tema no se profundiza acerca de la categoría “hegemónico” como rasgo distintivo en la caracterización que se le da a los EEUU, si se tiene en cuenta que esto no debe ser tomado como un rasgo monolítico que se daba aplicar de manera dogmática, sino que encierra dentro de si algunos componentes como los siguientes: “…de acuerdo a Keohane el atributo básico de un estado hegemónico es su capacidad de hacer prevalecer unilateralmente sus políticas y modelar al sistema sus prácticas e instituciones en consonancias con sus intereses en momentos de la Guerra del Golfo y el enunciado del Nuevo Orden Mundial se observaba la existencia de una voluntad hegemónica…Para EEUU la hegemonía se transformó entonces en liderazgo, una categoría que únicamente refleja la mejor posición relativa que arroja la sumatoria de poderes nacionales...” Este es un punto de vista que reconoce la supremacía norteamericana en los asuntos internacionales, pero al mismo tiempo da cuenta que su voluntad única, por si misma, no alcanza a modelar la realidad internacional. En un extremo en la interpretación de este concepto se encuentra el concepto utilizado por Michael Mandelbaum, quien rechaza la categoría de imperio ya que no controla de manera directa ni indirecta a otros gobierno, y que por el contrario al promover el libre mercado, la democracia y la paz se comporta como un gobierno mundial proveedor de bienes y servicios. Claro que visto de esa manera se soslaya las relaciones ampliamente desfavorables con que las naciones del tercer mundo van a negociar con los EEUU, para muestra podemos mencionar que la nación americana, no ha firmado casi ninguna normativa internacional y su peso político y económico no se puede comparar con ninguna otra nación en el mundo.
La influencia y el poder de los EEUU ya no serán más lo que fueron. Su hegemonía política, económica y militar del último siglo está llegando a su fin. Así se desprende del informe de 120 páginas del National Intelligence Council (NIC) en Global Trends 2025, disponible aquí que plantea el término del mundo unipolar y el arrivo a un multilateralismo en el cual China, India y Rusia restarán fuerza al predominio estadounidense. Se prevé que para el 2025 la fuerza relativa de los EEUU declinará y sus palancas de influencia serán más limitadas, siendo solo uno más entre los actores mundiales, y con un papel menor y no decisivo como lo fue en el pasado.
La crisis financiera y el desplome de la ex superpotencia nos da una seña de lo profunda que será la crisis económica mundial que está comenzando. En este aspecto será muy difícil no cuestionar los aspectos básicos del modelo económico aplicado en la mayoría de los países, así como la debilidad de los mecanismos reguladores. Desde los años 80 con los gobiernos de Reagan, Bush padre, Clinton y Bush Jr., Washington se acostumbró a sermonear al resto del mundo sobre cómo mantener en orden las finanzas, via FMI y consenso de Washington, descuidando completamente las propias a un nivel de irresponsabilidad y exuberancia irracional. Ahora todo ese sermón suena falso y la credibilidad de ese país está por los suelos.
Una de las conclusiones centrales de Global trends 2025: A transformed world (Tendencias globales 2025: un mundo transformado), es el paulatino abandono del dólar y la fuerza creciente de las monedas asiáticas, continente que emergerá con fuerza y verá un creciente desplazamiento de riqueza de Occidente hacia Oriente en términos de desarrollo tecnológico y también en el desarrollo de la cultura. Hollywood cederá terreno a las producciones asiáticas y su cultura se populizará masivamente. La predicción positiva del informe es el debilitamiento de Al Qaeda y del terrorismo en general, así como del bajo riesgo hacia el uso de armas nucleares.
El trabajo confirma que será Brasil y no México el país latinoamericano que ganará considerable influencia en la escena global, pues junto con Rusia ayudará a definir los nuevos desafíos y reglas del juego de la humanidad. El cambio climático será el mayor problema y la escasez de agua potable y las menores cosechas en algunos puntos del planeta (por cada grado en que aumenta la temperatura la producción agrícola decrece un 10%) crearan dificultades y hambre. Pero este incremento en la temperatura beneficiará a Canadá y Rusia por el aumento de su capacidad agrícola y el mejor y más fácil acceso a las reservas petrolíferas del norte, serán elementos que reforzarán poderosamente sus economías. Estados Unidos seguirá entrampado y vivirá una década perdida producto del enorme déficit dejado por la administración Bush. Su deuda supera los 10,5 billones de dólares y crece a razón de un millón por minuto (US$1.400 millones diarios). De ahí la importancia de lo que pueda hacer Barack Obama para revertir un escenario potencialmente adverso en toda la línea. Si será un nuevo Franklin Delano Roosevelt que liderará al país en las tormentosas aguas de su actual colapso y desplome, está por verse.